Si un lugar o una construcción en Sorrento evoca un sueño, sin dudas se trata del Imperial Hotel Tramontano, tanto por el estupendo panorama del Golfo que se aprecia desde sus terrazas, como por la magia y la historia de esta residencia antigua que acoge a sus huéspedes haciéndolos sentir como en su propia casa en un marco de absoluto relax.
El hotel es un balcón sobre el mar desde el cual admirar las montañas y el Vesubio, las copas oscuras de los árboles centenarios que superan los altos muros de las casas y, más abajo, los acantilados de piedra, las grutas oscuras de la pared tufácea: un lugar no apto para quienes viven de prisa, sino para poetas y personas capaces de contemplar la naturaleza.
La historia del hotel sigue, desde comienzos del siglo XIX, los pasos de la familia Tramontano, cuando el pionero Pasquale abrió la “Corona di Ferro”, una pequeña y simple posada, que siguió gestionando su hijo Guglielmo, quien trasladó la actividad a Villa Nardi para conectarla posteriormente a la cercana Villa Strongoli Pignatelli, cambiando su nombre por hotel Tramontano en 1857.
Toda esa zona se convirtió en poco tiempo en meta preferida de escritores y artistas internacionales, desde Lamartine a James Fenimore Cooper, y su éxito creciente convenció a Guglielmo de comprar la contigua Villa Laurito Mastrogiudice. Justamente aquí, en 1544, había nacido el poeta Torquato Tasso. En un segundo momento, dejó Villa Nardi y construyó un cuerpo central reuniendo las dos partes en un único complejo con el nombre de Hotel Tramontano. A partir de aquel momento, comenzaron a desfilar los invitados ilustres.
Si es cierto que los eventos especiales requieren de lugares especiales, el Hotel Tramontano es la prueba: en 1871, la zarina Maria Alexandrovna, mujer del zar Alejandro II, llegó a Sorrento, con su séquito de casi doscientas personas, para alojarse por dos meses, durante los cuales, además de recibir a numerosos invitados ilustres, se anunció el compromiso entre la gran duquesa María de Rusia y el duque de Edimburgo. Por este evento, el Hotel pudo adquirir el apelativo Imperial que ostenta todavía hoy.
Posteriormente, el Hotel Tramontano siguió siendo durante años un lugar de gran atracción no solo para la nobleza de toda Europa, sino también para grandes literatos y artistas.
En el puesto de dirección del hotel, al primer Guglielmo, le sucedió su hijo homónimo, quien por más de una década también fue alcalde de Sorrento: Si bien durante su conducción, el hotel fue descuidado un poco, en compensación, el segundo Guglielmo logró garantizar a la pequeña ciudad de Sorrento (que carecía de muchas estructuras públicas), una oficina de correos, gracias a las relaciones establecidas con el jefe de Gobierno Giuseppe Zanardelli, invitado por él a alojarse en el hotel.
Tras el fallecimiento de este último, fueron sus hijos, Torquato y Giulia, quienes dirigieron la estructura, hasta que en 1959 esta fue cedida a Luigi Iaccarino (hijo de Alfonso, fundador del homónimo hotel en Sant’Agata sui due Golfi), exalcalde de Massalubrense y vicealcalde de Sorrento con Achille Lauro.
Con Luigi Iaccarino, quien falleció en febrero de 1997, y hoy con su familia, el Imperial Hotel Tramontano ha seguido y sigue siendo meta de encuentros y de alojamiento para personajes ilustres internacionales.
Además, este es lugar de reuniones, congresos, meta de turistas de todo el mundo y de actores y personajes del espectáculo. Al inalterado encanto de la antigua casa, une el confort moderno con servicios nuevos y técnica avanzada. Las habitaciones, por ejemplo, se han remodernizado de manera inteligente y refinada.
El jardín es estupendo, con árboles centenarios, 230 plantas, entre las que recordamos las más raras, la yuca Alaifolia marginata, las camelias centenarias, el aloe africano, la Phoenix Canariensis, el Arbutus menziesii y el árbol de la abundancia.
Subiendo unos pocos escalones, se accede a la piscina. Para quien prefiere el mar, cuya vista se disfruta también desde los puntos más escondidos del hotel, existe la posibilidad de dirigirse a la playa que se encuentra debajo, desde el hotel mismo, con un comodísimo ascensor.
En la historia del Hotel Tramontano, un lugar especial lo ocupa el poeta Torquato Tasso, nacido el 11 de marzo de 1544, en la que era la Villa Laurito Mastrogiudice, alquilada por el padre del poeta el año anterior. Y fue en el jardín del Hotel Tramontano que el poeta niño transcurrió las horas más cálidas de su primer verano, disfrutando del frescor de los árboles y paseando con su madre y su hermana Cornelia. Toda la familia se trasladó posteriormente a Salerno y el Tasso volvió solo otra vez a Sorrento, entre julio y diciembre de 1577, para volver a ver a la hermana. Fueron días felices vividos en su compañía, con sus nietos y sus amigos más queridos, a quienes recitó sus versos.